¿No os parece que en la vida nos pasan cosas demasiado bonitas a veces como para olvidarlas? Puede que no sean grandes éxitos o logros, sino un momento especial, la sonrisa de una persona que queremos y que nos quiere, un rato entre amigos, la calle y el número donde está esa casa que nos hizo tan felices hace unos años, el sonido de las olas en el océano escuchado a oscuras, un teléfono importante que no vale con tener apuntado sino que hay que tener siempre siempre en su cajoncito de la memoria…
Por eso me gustan las cosas que nos ayudan a guardar memoria para lo importante.
Tener los abridores pegados en la nevera es fantástico, simplemente están ahí cada vez que los necesitas, no hace falta revolver la cocina, que si me lo dejé en el salón, que si lo saqué a la terraza…
Ahí están, adheridos a la superficie metálica, listos para cuando los necesito, y además alegrándome la vida con sus diseños y colorido vintage…